Exviceministro de Minas, Augusto Cauti. (Foto: Cortesía)
Exviceministro de Minas, Augusto Cauti. (Foto: Cortesía)
Christian Silva

La semana pasada se llevó a cabo la III Convención Agrominera (Agromin), evento que trató los beneficios y oportunidades que generan la minería y el agro, y el desarrollo territorial. En ese sentido, Augusto Cauti, exviceministro de Minas, habló con El Comercio sobre los problemas que presenta el desarrollo territorial en las zonas de influencia minera. Además, sostuvo que la ejecución regional de recursos que genera la minería no termina atendiendo los problemas de la población.

¿Cómo pueden convivir de forma exitosa la minería y la agricultura? Usualmente tienen una imagen de que una afecta a otra.

Por lo general, los recursos mineros en el Perú están ubicados en áreas remotas y aisladas, zonas donde hay una gran diversidad cultural y hay otras actividades económicas. En muchos casos, en zonas que se realizan actividades como minería y ganadería, principalmente. También son áreas donde hay una gran debilidad por parte del Estado, muy poca presencia y muchas carencias, niveles de ingresos bajos en las poblaciones que habitan estos lugares o sus alrededores.

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Todo ello genera una oportunidad en el sector minero y el agro, actividades tradicionales en Perú, con mucha historia y que comparten en muchos casos geografías y hasta pueden compartir tecnología e innovaciones. Ahí está el escenario para impulsar, desde un foro como el Agromin, que con estas actividades se pueda lograr el desarrollo de los territorios, trabajando en conjunto y apoyándose una a otra con lo que cada sector ofrece. Es uno de los temas pendientes en el país.

¿Cómo esto ha variado en el tiempo, con el avance tecnológico que ha tenido la minería comparado con el siglo pasado?

Como todas las actividades económicas en general, la práctica minera en los últimos años se vio mejorada, comenzó a utilizar tecnologías modernas. Además, el sector minero busca año a año que el impacto ambiental sea muy bajo o [que sea] adecuada y efectivamente remediable. Hay una corriente antiminera que utiliza situaciones que probablemente eran las trabajadas en minería hace 50, 60 o 80 años para generar mitos sobre la contaminación ambiental o de los suelos a usarse para el agro. En el Perú tenemos zonas donde existe agro y minería, en Chincha, Huaral, zonas de Arequipa y vemos que no hay tal catástrofe como se pretende decir.

Otro tema utilizado para enfrentar el agro y la minería, es el agua. Es otro mito, porque el uso de agua del sector minero, en términos de cantidad, es bajo, no llega ni al 2% del total de recursos disponibles en el Perú, porque en la minería formal se reutiliza mucho el recurso y no genera mayor desperdicio. Más bien, en el agro se utiliza mucha mayor cantidad de agua, más del 80% del recurso disponible, pero a su vez se desperdicia también el recurso. Acá hay otra oportunidad para poder generar una convivencia adecuada entre ambas industrias. Por ejemplo, represar más agua, juntar, recolectarla para ser utilizada en las épocas de menor disponibilidad natural. Ahí el sector minero, con la tecnología que tiene, el manejo de gestión de proyectos y utilizando herramientas como obras por impuestos, podría generar un mayor represamiento del recurso hídrico para que sea utilizado por el agro. A su vez, compartir prácticas de manejo eficiente y recirculación del agua.

Estas dos industrias, trabajando en conjunto, podrían tener un impacto muy fuerte. Son actividades económicas que representan juntas una muy importante parte de la actividad económica nacional. La minería con 60% de exportaciones totales, el 10% del PBI y si van proveedores casi el 14% y con aproximadamente el 15% de ingresos fiscales al Estado. Por otro lado, el agro con una muy importante generación de trabajo, de dos a tres millones de personas vinculadas y también en exportaciones se posiciona muy expectante en el Perú. Ahí están dadas las condiciones para que estas actividades sean palancas que potencien el desarrollo en determinadas zonas geográficas.

"El gran problema del país sigue siendo cómo gestionar adecuadamente los proyectos desde la parte pública, tanto a nivel nacional, regional y local, para generar infraestructura que permita dar una mayor competitividad o cerrar esas brechas sociales pendientes por año, en nutrición, salud y educación".

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Respecto al desarrollo territorial, aún no se da un exitoso cierre de brechas o reducción de la pobreza, aún cuando la minería genera recursos y empleo. ¿La problemática radica solo en el lado estatal o también en el privado? Un ejemplo es la localidad de San Marcos en Áncash.

Está claro que el sector minero es uno de los mayores contribuyentes del Perú en términos de recursos económicos y el gran problema que seguimos teniendo no es el sector minero, sino el no poder invertir los recursos generados por el sector minero adecuadamente o de una manera que genere bienestar para las poblaciones. Hay indicadores de que se ha gastado, en promedio, el 60% de lo transferido de recursos generados por la minería a las regiones. Se han generado muchas estatuas, monumentos, coliseos y estadios, pero no necesariamente obras que generen ese bienestar que la gente reclama y todos van a buscar a la minería a pedirle cosas, al no tener a quien recurrir. Ahí también nos quedamos en déficit.

A veces la minería no puede cumplir con todos estos requerimientos, porque tiene su propio objeto, que es pagar los impuestos que tiene que pagar. Entonces, se genera este conflicto.

El gran problema del país sigue siendo cómo gestionar adecuadamente los proyectos desde la parte pública, tanto a nivel nacional, regional y local, para generar infraestructura que permita dar una mayor competitividad o cerrar esas brechas sociales pendientes por año, en nutrición, salud y educación. Ante este problema, herramientas como Obras por Impuestos y los programas de Gobierno a Gobierno han tratado de solucionar esta escasez. Habría que potenciar más estos programas o buscar otras herramientas para lograr desarrollo en estos territorios, para evitar que se generen estos conflictos que al final terminan siendo un problema para el país, no permite que se generen nuevos proyectos y más empleo en el sector minero, y entramos en una espiral negativa.

"El tema del canon requiere de un debate técnico y de un análisis en base a la evidencia de estos años. Ver de qué manera se podría reordenar, potenciar, optimizar y trabajarlo de una mejor forma".

¿Qué otras limitantes observa en el desarrollo territorial? ¿Qué puntos debe fortalecer las empresas mineras en este aspecto?

Desde las propias empresas mineras se ha dado tradicionalmente un relacionamiento directo con la comunidad. En muchos casos, no se ha buscado generar estos espacios conjuntos de comunidad, gobiernos locales, sector académicos -que me refiero a las universidades- y la empresa privada. Acá hay un punto que todavía se está tratando de hacer cada vez mejor, no solo focalizarse en la comunidad para generar un desarrollo con mayor impacto.

Lo otro es generar masa crítica: unirse entre empresas en ciertas regiones para generar obras y proyectos en beneficio de las comunidades y de las poblaciones. Ahí hay algo que todavía falta trabajarlo más. Por otro lado, la capacitación y educación, son otros temas pendientes. Hay varios aspectos, pero incido que el Estado y la manera como gestiona muy mal los proyectos sigue poniéndonos en debe con muchas de estas poblaciones, por eso se sigue dando conflictividad.

El desarrollo territorial es una herramienta que no se ha usado mucho, en términos de buscar el desarrollo de todo el territorio con una planificación adecuada. Ahí pueden entrar las empresas mineras, que tienen mucha experiencia en planificación y manejo de gestión de proyectos. Podrían ser un actor importante en el trabajo conjunto y articulado entre los distintos actores que están vinculados con un territorio, para lograr un crecimiento más compacto, integral y de varias actividades económicas y que se permita un desarrollo más comprensivo. El desarrollo territorial es parte de lo tratado en el Agromin.

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Sobre el canon minero, ¿se tiene que modificar su distribución para que abarque más jurisdicciones o no solo sea tan focalizado en las zonas de influencia, sino en las regiones y/o provincias?

El tema del canon requiere de un debate técnico y de un análisis en base a la evidencia de estos años. Ver de qué manera se podría reordenar, potenciar, optimizar y trabajarlo de una mejor forma, además de generar ámbitos de aplicación territorial mayores para que realmente se pueda [tener un] impacto importante, sobre todo en beneficio de las poblaciones que habitan en estas zonas. Tenemos que ver cómo lo rearmamos. El canon nació con una muy buena idea. Lamentablemente, se ha visto esta asignación de recursos a unas zonas millonarias y a otras zonas pobres, además de que no se han ejecutado bien.

Otro golpe al desarrollo territorial y al sector minero es la minería ilegal y la criminalidad organizada. ¿Cómo son estos efectos?

Estamos afrontando un gran problema con la minería ilegal, incluso con la informal en proceso de formalización, donde se ha utilizado mal el Reinfo [Registro Integral de Formalización Minera], lo que ocasiona que se generen estos problemas de seguridad y criminología en lugares como La Libertad, Arequipa y Puno y no solo generan daño al ambiente, también a la economía nacional, además de otros delitos que dañan a las personas y sobre todo a las poblaciones más vulnerables e d estas zonas.

Este es otro tema pendiente de trabajo, principalmente por parte del Estado que tendría que tomar un rol más activo, integral e intersectorial. Este problema, sobre todo en los últimos tres y cuatro años con los precios en el oro y cobre, por ejemplo, que han mejorado y se han sostenido, está haciendo que cada vez las personas que no se desarrollan en otras actividades económicas o de otra manera ingresen a este mundo de la minería informal y peor la ilegal.

Esto cada vez crece más, genera un perjuicio para el sector formal y responsable, y una mala reputación, [porque] muchas personas no distinguen una minería de otra y otra. Ese es otro tema crítico.

¿Esta proliferación también se debe a las demoras en los permisos del Estado para que se construyen e inicien las operaciones mineras? ¿Influye en algo la licencia social?

Ante los problemas de escasez, la pobreza y falta de presencia del Estado, todo esto causa que muchas personas migren a este trabajo formal, ilegal. Es un problema para desarrollar proyectos serios y formales, que generan recursos, trabajos, dividendos, inversiones y traen tecnología. En algunos casos, estos opositores son trabajadores de minería formal e ilegal, o utilizan la excusa de la licencia social para generar retrasos, demoras y no permitir el desarrollo de los proyectos serios.

¿Qué problemas observa a nivel de gestión y ordenamiento territorial? ¿La minería debería ser el sector prioritario en todas las zonas o hay algunas donde la minería tiene que ser secundaria, por debajo de otras actividades?

Está bien planificar el territorio y el uso del suelo, en la medida que no sea algo ideologizado, [sino] sea realmente objetivo y viendo las potencialidades del país. En el caso del Perú, sin duda tenemos un recurso geológico muy relevante, una geografía que nos ofrece esta posibilidad. ¿Por qué no utilizar el recurso minero para generar crecimiento, desarrollo del país y que estos recursos nos permitan también migrar hacia otro tipo de actividades? Muchas veces se habla de dar mayor valor añadido, esto requiere de dar más capacitación y tecnología. Actividades como la minería y el agro pueden contribuir a ello.

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