Los alimentos fortificados son esos productos masivos a los que la industria le agrega nutrientes y vitaminas para que tengan un valor adicional para los consumidores. Sin duda, el arroz es uno de los alimentos más populares en la cocina peruana y está presente en todas las mesas familiares. El consumo llega a 56 kilos pér capita al año. Por eso una estrategia de salud pública para prevenir y combatir la es fortificar el arroz con hierro.

El arroz fortificado se consigue agregando unos granos llamados “símil” al arroz tradicional, en una proporción que va del 1% al 3% del total. Los símil son granos de un color más oscuro que se obtienen al mezclar arroz molido con hierro, zinc y vitaminas. La preparación del arroz fortificado no es diferente: no necesita más agua y su sabor es igual al del arroz convencional.

El arroz de cada día

La fortificación del arroz en el Perú es un proyecto impulsado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas y el Ministerio de Salud, y por ahora está siendo promovido junto a los gobiernos regionales de Lambayeque y San Martín, dos de las mayores zonas productoras de este grano en el país. La forma de introducir este producto ha sido en los desayunos y almuerzos que reparte el programa social Qali Warma, enfocado en la .

La fortificación del arroz para reducir la es menos costosa y más sostenible que otras intervenciones, pero depende en gran medida de que la industria local esté dispuesta a producir y comercializar este arroz. Más allá de atender a programas sociales, la intención es que finalmente se pueda comprar este arroz en la bodega o en el supermercado. “La idea es trabajar en paralelo la oferta y la generación de la demanda”, dice Lena Arias, oficial de nutrición y seguridad alimentaria del PMA. “Las empresas se van a animar a producir si la gente demanda el arroz fortificado, y la gente lo va a demandar si lo conoce”.

Un futuro más fuerte

Pablo Arriola, gerente de ventas de Induamérica, una de las principales compañías arroceras del país, cree que hay una buena intención en fortificar el arroz para enfrentar la anemia, pero por lo que ha visto en Lambayeque lo que falta es mucha información. “Las señoras que cocinan para el programa Qali Warma escogían el arroz para quitarle los granos oscuros (donde están los nutrientes) porque pensaban que estaba defectuoso”. A esto se suma el rumor muy difundido de que este grano símil es un arroz de plástico, que no es natural, y que es mejor no comerlo.

Por su parte, Humberto Muñoz, gerente de la molinera Megaplanta Continental, está seguro de que el arroz fortificado tendrá buena acogida. Tanto así que ya registró su marca “Hojita Dorada” para comenzar a vender este producto embolsado en Lima, antes de fin de año. En mayo esta empresa -que importa el grano símil de Brasil- comenzó vendiendo 100 toneladas de arroz fortificado a proveedores de Qali Warma y hasta el momento ya suma 2.300 toneladas. “Se necesita mayor promoción de este arroz para venderse en las tiendas, es necesaria quizá una campaña del Estado”, dice Muñoz, quien señala que el precio de este producto debe ser casi similar al del arroz convencional.

El paso más importante para que el arroz fortificado se vuelva un producto masivo es que se promulgue una ley que vuelva obligatoria su producción. Es lo que ocurrió en Costa Rica, país en el que la anemia en niños se redujo de 26% a 7,6% en aproximadamente una década. Lena Arias considera que se ha avanzado rápido en el Perú y que la expectativa está puesta en los siguientes dos años para concretar la ley. “Hay temas de consenso para los políticos y uno de ello es la anemia”, dice.

En el camino de prevenir la anemia, la fortificación del arroz se suma a las estrategias de suplementación con hierro en los primeros meses de vida y a la promoción de la y de con alimentos de origen animal ricos en hierro. “No estamos promoviendo que se coma más arroz, sino que se escoja el arroz fortificado”, indica Arias.

El arroz fortificado contiene:

-Hierro

-Zinc

-Ácido fólico

-Vitaminas (A, D, E, B1, B3, B6, B12)

Fuente: Qali Warma

Sumilla:

En el Perú existen dos experiencias exitosas de alimentos repotenciados: la sal fortificada con yodo y la harina de trigo fortificada con ácido fólico, hierro y otros micronutrientes.

Recuadro

LA EXPERIENCIA EXTRANJERA:

-En 1952, Filipinas fue el primer país en tener una legislación para la fortificación obligatoria del arroz. En los años cuarenta ya había comenzado a fortificar este cereal con hierro, tiamina (B1) y niacina (B3) para frenar el beriberi, una que puede afectar las funciones cardiacas.

-En Costa Rica, gracias a una ley promulgada en el 2001, todo el arroz que se consume es fortificado, tanto el de producción nacional como el importado. Los datos comparados de una encuesta nacional entre los años 1996 y 2009 mostraron una reducción del 71,2% de la prevalencia de anemia en niños de uno a seis años de edad. La anemia dejó de ser un problema de salud pública.

-En Colombia la fortificación es voluntaria y se hace mediante la tecnología de aspersión. La venta de arroz fortificado se inició en el 2002 y hoy llega a representar el 35% del consumo total de este cereal.

Cifras:

- Una porción de 100 gramos de arroz fortificado cubre el 30% de las necesidades de hierro al día.

-El 60% de la producción total de arroz en el Perú (3 millones de toneladas anuales) proviene de las regiones del norte: Lambayeque, San Martín, Piura y Amazonas.

-En la región Lambayeque hay 80 mil agricultores y el 25% se dedica a la producción de arroz.