Nora Sugobono

Era el 2017 cuando visité por primera vez a Fransua Robles en La Picante, su espacio en Jesús María. Él tenía poco más de un año al frente de este restaurante, al cual había llegado alentada —seducida, sería una palabra más adecuada— por los comentarios de amigos y cocineros, que alababan su buena sazón, sus porciones generosas, y su estilo casero, auténtico. Ese toque estaba presente en preparaciones que hoy ya son un emblema de su carta, como una causa de atún en conserva (tal y como se prepara en muchos hogares) con una capa de relleno tan, pero tan gruesa, que hay que comerla con cuchara porque el tenedor no aguanta.

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Han pasado siete años y Fransua conserva esa misma esencia —y esa misma causa— aunque en un nuevo local. En concreto, una casona ubicada en una esquina a pocos metros del anterior. La Picante ahora tiene dos pisos y casi el triple de su capacidad. Algo que alegrará a sus muchos asiduos comensales, y también a aquellos que todavía no han caído por ahí. Mejor momento que este no hay.

Soberbia chita a la brasa, con un arroz enchupetado al horno. Una de las opciones de acompañamiento para las pescas enteras.
Soberbia chita a la brasa, con un arroz enchupetado al horno. Una de las opciones de acompañamiento para las pescas enteras.

Fransua está emocionado, entusiasta con el cambio de locación. Insiste, eso sí, en que La Picante no cambia su concepto. Lo que sí va a pasar es que el local original, que aún conserva, muy pronto se convertirá en un restaurante enfocado en guisos criollos. Robles pretende abarcar entre 12 y 15 platos que irán rotando por día, con cinco fijos en su carta. La ventaja es que tiene menos de una cuadra de distancia entre ambos. Con La Picante sus planes son incluso mayores: abrir más locales, continuar jugando con el formato y con el nombre (que no necesariamente debe ceñirse a lo marino). Este 2024 puede ser su año y desde aquí estaremos atentos.

Fransua Robles posa feliz en la entrada de su nuevo local. Alista varios proyectos.
Fransua Robles posa feliz en la entrada de su nuevo local. Alista varios proyectos.

La visita al renovado espacio de su restaurante bandera nos permite empezar por un ‘barco’ con trozos de pescado, conchas, pulpo y almejas, todo crudo y listo para mojarse en tres tipos de salsas: de ajíes ahumados, criolla y al limón. Seguimos con la causa, que no se puede obviar cuando se llega a esta mesa, y luego nos concentramos en una alternativa maravillosa. La de elegir una pesca entera del día (chita, charela, corvina o lenguado, según disponibilidad) que puede pedirse servida de distintas formas. A la brasa, en cebiche clásico, con mantequilla negra, en arroz al horno estilo chupe, al ajo, en tiradito, o en cebiche La Picante, con salsa de ajíes ahumados. Incluso es posible probar una mitad de la pesca preparada de una forma, y la segunda mitad en otra. Para qué más. //

Además…
Cuando calienta el sol

Sitio para todos

El nuevo local de La Picante llega con una gran novedad: espacio para 120 personas en un local de dos pisos, con distintos salones y una terraza. Además, hay un comedor privado para 8 personas. Esto quiere decir que, de haber esperas para entrar, serán considerablemente menores. Además, se puede reservar (964 019 197). Lo único que Fransua pide es que la mesa llegue completa y a la hora.


Comida todo el día

A fines de febrero el local también abrirá por las noches, los fines de semana. El espacio tiene un horno, del cual salen nuevos platos calientes. Atentos a las novedades en Instagram.


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