Una mezcla a la medida de tecnologías agrícolas podría mejorar significativamente la seguridad alimentaria global antes de mediados del siglo. Así lo asegura un estudio del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI).
La investigación destaca los riesgos derivados del aumento de la población mundial a 9.000 millones y las amenazas a los cultivos e interrupciones al comercio por condiciones adversas generadas por el cambio climático.
Los rendimientos globales de maíz podrían crecer hasta un 67% antes del 2050, mientras que los del trigo y el arroz podrían expandirse un 20% si se unen ciertas innovaciones, dijo el IFPRI en un estudio titulado "Seguridad Alimenticia en un Mundo de Escasez de Recursos Naturales".
La adopción generalizada de tecnologías, incluidas las semillas modificadas mediante biotecnología, la irrigación y los cultivos sin labranza, podrían reducir los precios de los alimentos mundiales a cerca de la mitad y disminuir la inseguridad alimentaria en hasta un 36 %, dijo IFPRI.
El estudio evaluó los impactos de 11 tecnologías diferentes en los rendimientos del maíz, el arroz y el trigo, los precios de las cosechas, el comercio y la hambruna mundial y determinó que ciertas combinaciones funcionan mejor que otras.
Los hallazgos podrían ayudar a identificar prácticas que los países en desarrollo y con escasos recursos deberían seguir para combatir el hambre.
"La realidad es que ninguna tecnología agrícola o práctica de cultivo por sí sola brindará suficientes alimentos para el mundo en el 2050", dijo Mark Rosegrant, el autor principal del estudio. Los agricultores del mundo desarrollado verían el mayor crecimiento en los rendimientos.
Los granos resistentes a la sequía deberían ser utilizados por productores en América Latina y el Caribe, Oriente Medio y partes de África, en tanto, las variedades resistentes al calor ofrecen rendimientos promisorios en Norteamérica y el Sur de Asia, dijo el IFPRI.